(...son esas casualidades diarias que ponen un poco de chispa a la rutina... cuando la imaginación inventa...)
Como siempre tarde... miro el reloj acusador, recordándome que me había prometido llegar a mi lugar de destino a las 12 en punto... y ya eran las 11:30... soy un desastre y no tengo remedio, me repito mientras de forma automática cojo las llaves y cierro la puerta tras de mi... creo que mi subconsciente ya está organizado de esa forma y que, aunque quiera cumplir mis planes, todo seguirá su rutina de diario, me levanto con tiempo... y no llego cuando me lo propongo...
Será porque lo tengo grabado en mi cabeza... sé que tú estarás ahí, donde siempre, a tu hora... y yo, cuadro mis horarios para coincidir.
Sin pensar, abro el coche, dejo el bolso y la chaqueta en el asiento del acompañante y según me acomodo y cierro, ya me encuentro a salvo.
Extraña sensación.
Y también, me digo la misma frase de... bueno, vamos allá... en fin, me pongo mi música, que elijo para cuando me cruce contigo, mayor estupidez... pienso... total para qué, bueno y siguen un sinfín de pensamientos dirigidos al vacío.
Arranco y tarareando conduzco mi coche (me gusta decir que es un coche adolescente, por sus 13 años) y vamos llegando, no al destino final, sino al objetivo importante dado el caso. Semáforo rojo. Bien, así aprovecho y me recojo el pelo, porque estaré mejor, o sino... espera, me lo dejo suelto? ay no sé... y así, pasa que tocan el claxon porque se ha puesto verde y yo sigo preguntándome si suelto o recogido y hablando sola... soy un caso...
Recto y segunda salida en la rotonda, es tan lógico, a pesar de que el camino sea más largo de esta forma, pero qué más da...
Otro semáforo en rojo y esta vez no pienso en el pelo, ni en la ropa... sólo en llegar y verte... quizá, porque no es seguro tampoco.
Verde, ay, ya están los nervios... pero qué tontería, no? nervios de qué? pues ni idea (bueno, miento, sé de qué son, pero me niego a aceptarlo).
Voy llegando y mis ojos te buscan mientras aminoro la marcha... y allí estás... tan guapo, mira, hoy te has puesto ese pantalón que te queda tan bien... y el pelo aún mojado de la ducha de la mañana... si en ese momento cerrase los ojos, te tendría delante, a ti, a tu olor, tu calor, un abrazo...
Esta vez tienes que cruzar el paso de peatones y yo te cedo y como muchas otras veces, haces el gesto con tu mano derecha de gracias... es ese instante donde nuestras miradas coinciden, acompañadas de una sonrisa un tanto tímida... y después... tú continúas tu camino y yo mi marcha.
Simplemente con eso, sé que el día merece la pena, a pesar de lo que pueda ocurrir, y sé, que mañana tú estarás ahí a tu hora y yo cuadraré mi tiempo para verte...
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Hace 2 años
1 comentario:
Jo! mi niña! que lindo que escribes, y que digas que no...eres un cielo, un sol un tesoro y te mereces lo mas bonito del mundo, sueña linda, sueña,.. que los sueños...donde van? a juntarse con otros sueños...y los soñadores, con otros soñadores, en el camino, tropezones, coscorrones, arañazos...pero cada vez se va a prendiendo mas, a disfrutar de los caminos, sean dificiles o faciles, a vivir la vida, las alegrias y las penas, a salir de los baches a dar la mano...y lo que vale esa mano!!!
Gracias linda, por esa mano que siempre me tiendes...por entretenerte a descifrar mis jeroglificos...por la confianza que me das... y la vergüenza que me quitas.
Te quiero mucho abichucho!!
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